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¡La mejor de todas? ¡La feria de Albacete!

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En una conversación sobre las mejores ferias de España nunca falta la de Albacete y es más que seguro que se acabe dilucidando que la Feria de Albacete es la mejor.
Se viene celebrando cada año durante diez días ya cuando el verano está en fase terminal. Del 7 al 17 de septiembre, pusieron dicha fecha aposta para joder la marrana a los escolares y universitarios que comienzan sus clases justo por esos días.

Menos mal ni siquiera eso llega a impedir que los más jóvenes se acerquen al recinto ferial. Están los recién nacidos, que con apenas cuatro días de vida ya sus madres lo pasean en su cochecito de bebé. La madre da alguna que otra vuelta a los redondeles para comprobar la adherencia y derrape de los neumáticos del carrito nuevo. Y ya de paso, siempre es complaciente para la madre encontrarse a unos cuantos conocidos por el camino que digan "¡Uoh! ¡Pero que cosa más bonita tenemos aquí! Si es clavada a ti, ha sacado la sonrisa de su padre pero la naricita y el mentón no hay duda que son tuyos" Otra mujer postmenopáusica saluda a la madre unos pocos metros más adelante: "¿¡Qué tenemos aquí?! Qué niña tan bonita, ¿cómo la vais a llamar? Mírala, tiene la misma sonrisa que tú, oish que ricura. En cambio, esos ojos, la naricita y la barbilla son de su papá" En fin...

El tiempo hace que crezcan y que lleguen a la que para mí es la etapa más bonita de la vida: de los 3 a los 9 años. La feria siempre coíndice con esos apresurados días de compra de libros de texto nuevos, bolígrafos para escribir Los Pilares de la Tierra, tippex, gomas y demás. ¿Para qué tanto?, me pregunto yo, si en menos de un mes la goma de borrar habrá desaparecido misteriosamente. ¿Cómo diablos desaparece sin ser vista? ¿Se borra a sí misma? De cualquier modo en menos de un mes ya estarán pidiendo el material al afortunado que aún lo conserve: "Pss Chevi, ¿me prestas la goma?" Con las mañanas ocupadas en estos asuntillos sólo quedan las tardes libres a estos pequeñajos. Sus ganas de ir a la feria de Albacete son infinitas pero desgraciadamente también es infinita la pachorra de los padres en el sofá. "Pápaaa jope, vamos a la feria, porfi, porfi, porfi, porfi, porfi", suplica el infante. La respuesta universal es: "ahora no, no seas pesao, ¿no ves que hace mucho calor?" Ante semejante respuesta un niño no tiene respuesta así que se aleja de su padre haciendo sonoro cada paso y refunfuñando en su interior. No le queda otra que activar el Plan B, osea, suplicarle lo mismo a la madre cuando el padre esté ausente. La respuesta universal de la madre es: "¿No te había dicho ya tu padre que no? Aún quedan muchos días de feria. Por no ir hoy no te va a pasar nada, ya iremos otro día" Es normal que el niño se quede perplejo, no por la respuesta materna sino... ¿cómo demonios sabe mi madre que se lo acabo de decir a papá sino no ha transcurrido ni medio segundo? En la infancia, esta pregunta junto con la de la goma son tan complejas que el cerebro automáticamente y como mecanismo de defensa olvida estas cuestiones. En la mente de algunos no funciona del todo ese mecanismo y es por ello que a lo largo de la historia hayan existido algunos filósofos. Pero vayamos al grano, esto no nos concierne ahora. El tema que nos ocupa es el de cómo un niño albaceteño vive la feria, todo ello, sin más desvariaciones, en el siguiente párrafo.

Los padres lo llevan al fin a la feria de Albacete o bien temprano por la mañana o ya casi de noche. Por la mañana cuando no hay un alma en todo el paseo y cuando los feriantes tienen más legañas que pestañas. Lógicamente en ese momento ninguna atracción está abierta sino que están cubiertas con lonas. Y por otro lado, cuando empieza a anochecer es cuando más  desesperantes son las colas para montarse en un cacharro que te menea para todos los lados durante medio minuto. En esas edades lo primero que se monta uno es en la mini-noria, en los mini-coches, pescar algún que otro pato a cambio de peluches y así progresivamente evolucionando hasta la emotiva primera vez en los caballitos. La feria de Albacete es pasear por allí y contemplar en los resplandecientes ojos de los niños la ilusión por subir a esas atracciones, por entrar en la temible casa del terror, las ganas de subir a la montaña rusa del dragón para que te den un larguirucho globo. La feria es ver tanta felicidad en sus ojos y a la vez rememorar aquellos maravillosos años en los que éramos nosotros los niños. No puede faltar, por supuesto, la nube de algodón de azúcar más grande que tu cabeza o algún que otro gofre. Todo ello sin perder de vista la estela de nuestros padres ya que claro, todos teníamos un miedo punzante a perdernos en la feria y que nunca fuéramos encontrados. Por cierto, un minuto de silencio por todos esos desgraciados niños que eran anunciados por megafonía. Amén.

La siguiente etapa, de los 10 a los 16 aproximadamente, empieza en el preciso instante en el que te estás meando y tu madre te deja ir a los aseos de la feria solito por primera vez. Memorizas como si te fuera la vida en ello donde están tus padres tomando cañas y vas a  paso ligero, haces cola y entras. "¡Qué asquerosidad de aseos! ¿Es esto el infierno? Buah, desearía haber nacido sin nariz." Pues eso, meas rápido con cuidado de no tocar nada por si coges una infección aún no registrada en el CIE9. Y de cagar ya ni hablamos, viendo el paisaje mejor aguantarse hasta soltar la boñiga en casa.
Las atracciones del otro lado, las de los mayores, las hasta entonces inmontables, empiezan a serlo. Inolvidable es la primera vez que subes con tu madre a la noria grande y desde lo alto ves el gran hormiguero llamado Albacete. Hay quienes prefieren el Saltamontes; yo prefiría el Sapito Loco pero el fin de ambos cacharros es el mismo: sacudirte y aplastarte hasta que no puedas más. Luego seguro que todos nos hemos echado unas risas tras montar en el Ratón Vacilón y ver la captura de nuestros caretos de velocidad. En general es una etapa en la que empiezas a quedar solo con tus amigos y ya no tienes que ir siempre con tu madre y soportar con paciencia infinita que tu progenitora mire todos y cada uno de los puestos de artesanía, pendientes y bolsos.

A partir de los 17 la mayoría de adolescentes empiezan a vivir la feria de otra forma, la forma borrosa. Descubren los mojitos a 4€, los cubatas y las carpas. Lejos quedan ya aquellas tardes de marionetas en el stand de la CCM.

En la edad adulta ya te podrás imaginar, es más que nada sofá, llevar a tus hijos a la feria y de vez en cuando cañas, más cañas y más barriga cervecera. Las abuelas ya sabes, alagar a los bebés y llevar ramos a la virgen.

Cada uno tiene su particular forma de vivir la feria de Albacete, esta es la mía. Estaría encantado de leer en los comentarios impresiones y recuerdos de todos aquellos que tengáis la fortuna de haber pisado la feria.

Este es mi pregón bloguero para promocionar la mejor feria de España no obstante mi pregón favorito fue aquel de 2009 pregonado por el irrepetible Joaquín Reyes, véase, todo un monólogo:



El pregón del año 2013 fue preparado por otro de los protagonistas de Camera Cafe, Cañizares o Esperanza Pedreño. ¡Hay tantos albacetenses ilustres! Ésta quiso hacer un monólogo pero para mí que se lo ha preparado poco, ni de lejos es tan bueno como el de Joaquín pero bueno, ahí va:


Os deseo a todos una feria inolvidable cargada de buenos momentos. Si te aburres puedes ver un rato todos los carteles de la feria de Albacete desde aquí. ¡Viva la feria!




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